Hace algún tiempo, el docente y bloguero Rafael Díaz Arias, emocionado, publicó en su blog el libro de estilo que RTVE por fin se había decidido a redactar, ya que es un gran defensor de estos documentos de homogeneización periodística, si bien es verdad que tuvo que retirarlo poco después a petición de la propia corporación pública.
Pero... ¿qué es un libro de estilo? Oficialmente (y cuando digo oficialmente quiero decir que es lo que pone en la Wikipedia), un libro de estilo "es un conjunto de normas para el diseño y la redacción de documentos, ya sea para el uso general, o para una publicación u organización específica".
Mmmmm, no me gusta esta definición. Es muy enrrevesada.
Definitivamente me gusta más esta otra de la web del Ministerio de Educación: "Conjunto de normas lingüísticas y de estilo que una publicación periódica establece (también las agencias informativas, las emisoras de radio y las cadenas de televisión, etc.) para que sus mensajes o textos periodísticos sean más coherentes, más eficaces y más correctos. Es decir, unas normas para que los redactores de, por ejemplo, un diario no tengan problemas a la hora de escribir sus textos y estos tengan una línea homogénea tanto en la presentación formal como en la ortografía de palabras no reguladas por la norma común de la Lengua Española, como por ejemplo las procedentes de otros idiomas". Así más claro, ¿no?
A fin de cuentas, no es más que el documento al que el redactor recurre para saber si al Auxerre debe llamarlo /auserre/ u [oˈsɛʁ] (esto sería más o menos /ocsir/), o donde se especifica cuán honrados deben ser los periodistas a la hora de revelar sus fuentes.
Yo personalmente considero que el manual o libro de estilo es una herramienta indispensable para cualquier medio audiovisual que se precie. Queda fatal cuando, por ejemplo, en un partido de fútbol la mitad de los comentaristas de la misma cadena llaman al delantero sueco Ibrahimović /ibráimovich/ y el resto /ibrajímovich/. Un lío. Mejor elegir una de las dos formas y pronunciarlo todos igual de mal que no cada uno a su aire, que a veces parece que no hablan del mismo jugador y el espectador se vuelve loco.
No sé cómo ha podido RTVE sobrevivir todo este tiempo sin un libro de estilo, pero debemos aplaudirle por la decisión de plasmar por fin en papel sus elementos de coherencia periodística. Ahora sólo falta que estos elementos homogeneizadores sean correctos y el libro no se base en dar pautas erróneas a toda la corporación. Si no, que se lo digan al jugador del Real Madrid Sami Khedira, bautizado por todos los medios nacionales como /kedíra/ cuando en realidad su apellido es /jdira/ o si me apuras /jdera/. ¿Tanto cuesta consultar la pronunciación de una palabra para no meter la pata? Ainssss...